Más que formación, una experiencia gastronómica

Más que formación, una experiencia gastronómica

Escuela de Cocina de Tito Prósper abre sus puertas en Paysandú.

Dos palabras podrían definir la Escuela de Cocina de Tito Prósper: técnica y practicidad, combinación difícil de lograr. El nuevo emprendimiento, que abrirá sus puertas mañana lunes en Sarandí esquina José Pedro Varela no es una escuela de cocina convencional, su apuesta es al disfrute de la buena comida antes y después de llevarla a la boca.

Avalado por su formación en el Colegio de Gastronomía Gato Dumas, además de su amplia experiencia en servicio de catering en el ámbito sanducero, Tito Prósper decidió pasar a la docencia en su escuela para « enseñar desde la practicidad a cualquier persona que le guste o tenga afinidad por la cocina».

El gusto por la gastronomía, heredado de la cocina familiar, motivó el desarrollo del emprendimiento con opciones para todos los interesados: desde los más pequeños, los universitarios que dan sus primeros pasos lejos de casa hasta los aficionados a la gastronomía encuentran su lugar en la Escuela.

La vuelta de lo casero

«Es terapéutico y económico», afirma Prósper, quien no duda en calificarse a sí mismo como cocinero («chef es un cargo administrativo dentro de la cocina»), en alusión al gusto por la comida hecha en casa y también, a ese lugar del hogar que suele ser el punto de encuentro de la familia.

En ese sentido, las clases propician un ambiente de aprendizaje distendido, en el que hay lugar para el intercambio y los errores al momento de experimentar.

Las instalaciones de la Escuela fueron especialmente diseñadas desde la profesionalidad, que está presente en cada rincón del local —la mesada de acero, el horno industrial, el equipamiento—, para que los alumnos puedan trabajar con comodidad y recibir un servicio personalizado. Los ingredientes y elementos indispensables están incluidos en las clases, para que la única preocupación del alumno sea experimentar el arte culinario.

Para principiantes y avanzados

El curso de Cocina de invierno es una propuesta ideada sobre la base de un eje temático, en este caso, comida acorde con la estación, destinada a todas las personas que disfrutan de la gastronomía, sin necesidad de conocimientos previos. «Sopas de verduras, stroganoff de lomo vacuno, cazuela de lentejas, risotto de hongos son solo algunas de las recetas que, si bien son comidas simples, tienen su técnica», explica Prósper. También existe la posibilidad de brindar cursos o talleres específicos, por ejemplo sobre cocina para celíacos, alimentación saludable o para recibir amigos, de acuerdo con la demanda que se presente.

La dinámica de la clase consiste en una primera parte demostrativa de los platos, para pasar, luego, a la elaboración por parte de los alumnos. Cada encuentro tiene una duración de dos horas y media, una vez por semana.

Otra de las propuestas de la Escuela está destinada a brindar las técnicas y herramientas básicas para aquellos que desean incursionar en la cocina sin muchas certezas, como suele ser el caso, por ejemplo, de los estudiantes universitarios. «La vieja y querida mandada de encomiendas ya no es una opción para los padres, que no tienen tiempo para enviar comida casera a los gurises», comenta el cocinero. «Es mucho mejor que ellos lo resuelvan cocinándose», asegura, también, desde su perspectiva de padre. «La idea es proponerles un curso con las herramientas básicas para poder enfrentarse a la cocina solos, con el foco puesto en la alimentación equilibrada y la sencillez.»

Sin la exigencia de la academia, pero con la rigurosidad de la técnica, la propuesta del Curso para aficionados abarca cortes, salsas, ensaladas, carnes y pastas, «es decir, toda la gama de la cocina, para terminar con postres y pastelería básica». Desde la preparación y presentación de los ingredientes, pasando por las técnicas de cocción, la elaboración de ensaladas y salsas emulsionadas, crêpes, huevos y variedad de carnes rojas (vacuna, ovina y suina) y blancas (aves, pescados y mariscos), el temario de este curso encuentra la medida justa entre el conocimiento y el sabor.

Se trata de una propuesta más extensa, de cuatro meses, con una carga horaria mayor y con la posibilidad de una certificación final.

En este curso, el alumno incorporará los lineamientos básicos del arte culinario, que le permitirán desarrollarse como un excelente anfitrión o como un ayudante aficionado de cocina.

Cocineritos

«En una primera aproximación al mundo culinario, con clases más cortas y una propuesta más lúdica», la idea de este curso es que los niños aprendan las nociones básicas de la cocina, desde identificar los distintos alimentos y técnicas hasta el manejo de los utensilios, explica Prósper.

Y porque cocinar también puede ser divertido, los cocineritos aprenderán a elaborar, por ejemplo, malfatti de espinacas y ricota, pizzetas, scones y tartaletas dulces, entre otras delicias. «Cocinar es una actividad que ayuda al desarrollo de los chicos: requiere atención y lectura para seguir paso a paso las indicaciones, concentración y habilidad para manipular utensilios, medidas e ingredientes, predisposición para terminar una tarea y compartir lo preparado», agregó el responsable de la Escuela.

¡Comienzan las clases!, ¿quién quiere probar?

Por más información sobre los cursos y horarios, contactar a Ernesto Prosper en el móvil 099 72 67 07, vía e-mail escuela@titoprosper.com.uy, y también en Instagram/titoprosper.escueladecocina

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